Jacinto en el recuerdo
Soy un investigador marroquí y mi experiencia con Don Jacinto remonta a cuando estaba preparando su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, cuyo tema de investigación se titula, Las Revistas Poéticas Españolas en Marruecos. Tal como indica el título era natural y obligatorio, ponerme en contacto con cualquier persona relacionada con el tema, cosa que me condujo a don Jacinto López Gorgé, ya que era el fundador de la revista Ketama y uno de los pilares de la revista Almotamid y cofundador con don Pío Gómez Nisa de la revista Manantial. La verdad es que no me fue difícil encontrar las referencias de don Jacinto Gracias a la amabilidad de Don Fernando de Ágreda. Llamé desde Tetuán al teléfono de su casa para intentar que me concediera una entrevista, esperando encontrarme con una voz imponente y fuerte tal como refleja su trayectoria y su biografía que había leído detenidamente, pero me encontré con una voz débil y incomprensible, sentía que hacía todo lo que podía para hablarme pero no podía, por eso pasó el teléfono a su mujer doña Pepita y fue ella quien concretó conmigo el día y la hora de la entrevista. Llegué a Madrid, me dirigí a la dirección que me facilitó su esposa, llamé a la puerta y me abrió una mujer con un rostro cariñoso que inspiraba confianza y tranquilidad, marcado con una sonrisa que borró todos los nervios que sentía.Me invitó a entrar, me senté y se fue a traer a don Jacinto que estaba en otra habitación, en aquel momento pensé en muchas cosas, especialmente cómo sería físicamente, pero pronto encontré la respuesta a mis preguntas cuando vi a doña Pepita empujando la silla de ruedas en la que estaba sentado, entonces me invadieron unos sentimientos contradictorios, por una parte de felicidad ya que estaba ante un personaje y un intelectual de renombre del cual había leído mucho y por otra parte tristeza y pena por verle en esa situación de debilidad física, pero la moral la tenía intacta (o por lo menos es lo que me hizo sentir). Le hablé del tema de la tesis y él se ofreció encantado a ayudarme en lo que pudiera, en esa charla que mantuvimos, fue doña Pepita quién hizo el papel de traductora ya que yo no podía entenderlo porque tenía problemas para hablar. Me hablaron de Ketama, de Manantial, de Alcándara y de Al-Motamid, pero, sobre todo, me hablaron de los tiempos que pasaron en Marruecos y en Tetuán, me contaron de su pasado con un entusiasmo mezclado con tristeza por haber abandonado un país que consideraban suyo. Cuando llegó el momento de la despedida, tanto don Jacinto como doña Pepita, no quisieron que me marchara con las manos vacías, por eso su mujer trajo varios periódicos relacionados con mi tema y cuyo valor era enorme, y me acompañó a la fotocopiadora que estaba al lado de su casa, y cuando volvíamos me dijo, con los ojos llorosos, que a don Jacinto le entusiasmó ver que hay personas que se dedican a hablar del tema, a mí, ese momento me marcó y dejó en mí una huella imborrable, me hizo ver a doña Pepita como una figura materna. Pero, hace poco, me llegó el e-mail de don Fernando de Ágreda (al cual tengo mucho afecto) donde me transmitía la triste noticia del fallecimiento de don Jacinto López Gorgé. En ese momento sentí una gran tristeza porque sabía que se había ido un hombre importante, un intelectual y un poeta que todo el mundo quería y respetaba, y yo me incluyo entre esas personas ya que la experiencia que pasé, aunque fue breve me hizo ver lo valioso que era.
Le doy las gracias a él y a su mujer porque me trataron como un hijo a pesar de que me vieron por primera vez, y le doy gracias a don Fernando de Ágreda que nunca tarda en ayudarme cuando se lo pido y también cuando no se lo pido.
Dr. CHARIA Zakaria
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